Si el color azul fuera un sonido, ¿cómo sería? ¿Y el amarillo, cómo suena?
¿Y si el círculo fuera un sonido? ¿Sonaría distinto a un punto, a una línea, a un garabato?
Y este cuadro, ¿cómo suena?
Son muchos los artistas que han establecido relaciones entre luz y sonido, entre tonos y colores, incluso entre formas geométricas y matices de la sonoridad.
El músico Olivier Messiaen anotó los colores de la música en algunas de sus partituras.
El compositor Aleksandr Skriabin poseía sinestesia y decía que podía oír colores, con lo que desarrolló un modelo para asociar cada tonalidad a un color determinado.
Vincent Van Gogh explicaba en sus cartas que para él, los sonidos tenían colores.
El pintor Vasili Kandinski hablaba de la armonía de los colores, de formar acordes visuales con familias de colores. Mantuvo correspondencia con Arnold Schönberg, conformando así una relación entre la pintura y la música que influenció a ambos en sus estilos: la abstracción lírica y el expresionismo de Kandinski y el dodecafonismo de Schönberg.
Son muchas las obras del MACA que pueden leerse en clave musical, incluso se guardan partituras y piezas relacionadas directamente con la música o la caligrafía musical. La propia obra del artista alicantino Eusebio Sempere tiene evidentes relaciones con la sonoridad de tal forma que sus obras se pueden mirar pero también escuchar.